El mus como deporte
Deporte: actividad física, ejercida como juego o competición, cuya prática supone entrenamiento y sujeción a normas.
Tan sólo una característica, la primera, podría hacernos dudar de la condición, vía R.A.E., del mus como deporte. Pero el gran absurdo está a las puertas: si sólo interviniera la actividad física en el deporte, el deporte no existiría, no sería posible. Por eso debe entenderse la referencia a la actividad física de manera amplia y no en contraposición a la mental (si es que ésta no es también física). De esta forma se explica que el ajedrez haya cruzado la frontera, y por el mismo razonamiento tampoco debería excluirse al mus.
¿Que influye el azar en las cartas? Sí, es cierto, pero todo jugador sabe que las cartas no lo son todo (algún día hablaremos de Las joyas de la biblioteca de un jugador, artículo cumbre para viciosos y tramposos, del mejor Mamet, aquel de Casa de juegos). Las cartas en juego tienen su valor, pero lo importante es saber aprovecharlas, saber jugar. Además, no en todas las actividades que se consideran deporte rige como norma que los participantes compitan en igualdad de condiciones. Véase la Fórmula1, hecho que parece no resta mérito deportivo a quien consigue ganar el mundial.
¿Y por qué elevar el mus a deporte?, ¿ lo necesita? Supongo que no es cuestión de necesidad, sino de situarlo y hacerlo partícipe de las bondades semánticas que desprende todo aquello que se identifica como deporte: entretenimiento, aprendizaje, sana competición o sana actividad.
Y si ustedes no se atreven a desenmascarar estas propiedades, dejen entonces que el mus las comparta.
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